Las frutas silvestres pilladas a cada paso (lúcumas, guapomó, vís, cupesí, guapurú, ambaiba, totaí, tarumá motoyoé y pitón), difícilmente serán conocidas y saboreadas por los niños de esta generación, ya no los veremos caminando por las calles con su rama de turere o agachados en los barbechos buscando motojobobo, cual si fuesen sereres.
El tacú y al horno de barro le fuimos dando de baja, el té ya no se prepara con hojas, hierbas ni pajas, cada vez son menos frecuentes los horneao y el café de la siesta, ni siquiera en las fiestas o pa’ recibir un pariente, si nos damos cuenta hasta el tamarindo, tujuré y somó, solo lo preparan y lo venden nuestros hermanos del occidente.
Con la picardía que caracteriza los bandos carnavaleros esperemos no ofender la honorabilidad de las personas aludidas en el presente bando, sin embargo; asumimos la responsabilidad de todo el contenido.
Atte. Andrés Romero