Hace 40 años que Asteria Zambrana llegó a lo que es ahora el Plan 3.000, bajó de una volqueta acompañada de sus cuatro hijos, venía procedente de Villa Banegas (final avenida Busch) donde a punta de trabajo había forjado un patrimonio, tal como se lo había propuesto antes de abandonar su natal Comarapa, pero los primeros días de enero de 1983, un turbión arrastraría su tener, pero no así el coraje y las ganas de seguir adelante.
Asteria cuenta que aella tenía una pulpería por lo que conocía a todos sus vecinos, quienes la nombraron presidenta de un Club de Madre, fue así que cuando las autoridades le ofrecieron relocalizarlos al Plan 3.000, le pidieron que ella vaya a conocer el lugar primero, porque la mayoría no se animaba por los comentarios que era muy lejos.
Entonces, Asteria se trasladó a la zona, en un vehículo de un arquitecto de la Alcaldía, llegó a lo que ahora es el hospital Virgen Milagrosa, todo era un arenal, había pozos, donde es el colegio Buenas Nuevas había una arboleda, ella le vio esperanza a la zona y animó a sus vecinos que estaban alojados en la Uagrm que se trasladen, también les dijo que no podían estar escogiendo porque habían quedado sin nada.
Asteria que en ese entonces tenía 29 años recuerda que en la primera volqueta se vinieron doña Candelaria, los esposos Porcel (+) que llegaron con sus 11 hijos, Soledad Mejía, doña Manuela (+) doña Carmen Daza y su esposo don Carvalho, Roberto Salazar (+) y Eli Salazar, entre otros, que ya escapan a sus recuerdos. Aún tiene en mente la bocina de la volqueta en señal de que se apuren para subir.
Se instalaron en las carpas del ejército que eran más o menos de 4×4 m y vivían como unas cinco familias, soportando la lluvia, el sol y el viento, recuerda que amanecía con su hijo en brazos.
Luego vino la riada del 18 de marzo de 1983, a los días llegaron de golpe los nuevos damnificados, las carpas abarcaban desde la curva hasta la rotonda, porque El Mechero era una lagura.
Después vinieron los arquitectos abrir caminos, le encomendaron registrar a los damnificados y cuenta que apareció gente que quiso aprovecharse de la situación para obtener un lote, incluso intentaron coimear.
Meses estuvieron viviendo en las carpas, luego le repartieron los lotes y le dieron de 1.100 ladrillos para que se construyan sus casas, arena, arenilla, madera y cemento, entre otros, recuerda Asteria que quedó quemada del sol de ayudar a acarrear el material de construcción que costaba mucho que sea entregado, incluso no le daban la cantidad acordada.
A pasar el tiempo, los vecinos se reunieron y con tablas construyeron aulas y algunos donaban cementos de lo que hoy sería el colegio Claudina Thevenet, luego construyeron una bomba de agua cerca de lo que hoy es Cooplan, de ese lugar acarreaban agua en baldes. No había transporte para ir al centro de la ciudad, la Alcaldía les proporcionaba vehículos hasta los cañaverales de San Aurelio más o menos y tenían que buscar la forma de cómo llegar a su destino, luego entró la línea 35 hoy 47.
Muchos niños murieron por enfermedades infecciosas puesto que el agua no era potable, uno de ellos fue el hijo de doña Asteria, que murió de alfombrilla.
Después el Plan se fue poblando, la gente damnificada salió progresista y luchadora.
Doña Asteria es conocida en la zona por ser una mujer trabajadora, tuvo en total seis hijos, 12 nietos y 5 bisnietos.
Ella siempre se dedicó al comercio, tenía pulpería, daba pensión, hacía pan, empanadas y tamales, trabajó muy duro para sacar adelante a sus hijos, la mayor vive en España, tiene una hija que es médico y un hijo abogado.
Actualmente vive sobre la avenida principal del Plan, barrio 27 de Mayo, con Erland Lijerón, su compañero desde hace 30 años.
A Asteria nunca le interesó ser dirigente de barrio ni desempeñar un cargo público, siendo que ella fue una de las fundadoras de la UCS.