Sacrificada y paciente. Así se define Cindy Yanira Gutiérrez Salazar (39), mamá de Gabriel (9), un niño con retraso en su desarrollo psicomotor que la ha convertido en una mujer fuerte, luchadora y de fe.
Hace 20 anos Cindy y su esposo migraron a España, donde vivieron 12 años, allá nació su segunda hija, pero en 2014 sin saber que estaba embarazada de su tercer hijo decide retornar a Bolivia porque extrañaba a sus abuelos que ya tenían una edad avanzada.
Cindy comenta que Gabriel nació normal, antes del año ya pronunciaba sus primeras palabras, como mamá, papá y agua, pero tenía alergia respiratoria ni bien cambiaba el clima se enfermaba, no sabe si debido a eso, un día le vino fiebre y empezó a convulsionar, lo llevó a un hospital público y le pusieron una inyección con una dosis muy alta para su edad que le provocó daños neurológicos y en vez de dejar de convulsionar lo hizo por más de una hora.
“Un doctor me dijo que esa dosis era muy alta, que más bien mi hijo resistió porque puedo haber muerto”, recordó la mama de Gabriel que no cesa en su lucha por restablecer la salud de su hijo.
Pasó el tiempo, Gabriel crecía, pero no caminaba ni hablaba, cada vez su salud era más inestable, convulsionaba seguido y su condición de niño especial se acentuaba cada vez más.
“En el hospital me dijeron que le haga fisioterapia porque tenía mal su cadera y que por eso no caminaba, pero siento que le dañaron el fémur y por eso no logró caminar”, explico Cindy que tocó puertas y finalmente, gracias a la fundación CRE logró que Gabriel sea operado por una comisión de médicos que llegaron desde Estados Unidos, quienes le pusieron placas a su cadera y a los seis años logra dar sus primeros pasos, provocando una inmensa alegría a sus familiares.
Hace tres años que Gabriel asiste a la escuela del Centro de Parálisis Cerebral, presentando a la fecha una notable mejoría. “Siento que avanza, su caminar es más firme porque allá también recibe fisioterapia, agarra la cuchara y cumple órdenes de sus profesoras, además lo noto más despierto”, expresa Cindy, quien dice que Gabriel es muy nervioso, es difícil que este quieto, no es como otros niños especiales que son tranquilos, a él le cuesta dormir y es muy dependiente de ellos.
La mama de Gabriel quiere que su hijo sea un poco más independiente y que aprenda hacer sus necesidades básicas, también reconoce que el niño de lo que es muy se porta mal. “Hemos cometido errores en su crianza, ha sido muy difícil, en muchas oportunidades la desesperación nos ha ganado, pero, con el tiempo aprendimos a ser pacientes y seguimos aprendiendo, en el centro nos han ayudado mucho a cómo actuar con él, la verdad que ha sido de mucho beneficio”, contó Cindy que todos los días trajina desde Cotoca hasta Santa Cruz con el niño.
“Mi hija mayor en su tiempo libre me ayuda con mi pequeño, le tiene paciencia, estoy muy agradecida con ella por su amor y dedicación, tanto es así que está estudiando en la universidad una carrera para poder colaborar en la recuperación de su hermano”, enfatizo.
“Hay días que no tengo fuerzas, que estoy cansada, ir y venir con un niño alto y pesado, que aún camina con dificultad es muy difícil, hay gente que te juzga, que te crítica y te dice que lo estás haciendo mal o que lo hiciste muy tarde, pero nadie sabe lo duro que es criar a un hijo con problemas en el desarrollo, se pasan noches sin dormir, se llora mucho, se piensa de todo, pero el amor de madre no tiene límites y mi objetivo es luchar para que mi hijo tenga una vida digna”, manifestó la mamá que está a la espera que los médicos estadounidenses vuelvan a Santa Cruz porque le harán una cirugía a Gabriel que la llena de esperanza porque puede ser que hable.
“Muchos médicos nos dijeron que Gabriel no iba a caminar; sin embargo, nunca perdí la fe, ahora me dicen que no va hablar, pero estoy segura que mi hijo hablará, sé que su aprendizaje es lento, pero llegará el día que me diga mamá te amo”, concluyó Cindy llena de optimismo y esperanza.