Aún están presentes esas terribles imágenes de aquel 18 de marzo de 1983 en la memoria del señor Alberto Montenegro, cuando tuvo que salir apresuradamente de su vivienda del barrio Oriental, junto a su esposa y sus dos pequeños hijos para salvar sus vidas. Por fortuna, no perdió a ningún ser querido; sin embargo, fueron muchas familias, a las que la riada no solo se llevó todas sus pertenencias, sino también algún allegado.
Es así como Montenegro llegó al Plan 3.000 y se convirtió en uno de sus primeros dirigentes vecinales, comenzando ha organizar los colegios, cooperativas y demás entidades que hacen el diario vivir de los habitantes del actual distrito ocho.
Montenegro habla del fatídico día que a posteriori daría vida a una de las ciudadelas de mayor crecimiento de Santa Cruz.
-¿Dónde vivía usted cuando llegó la riada y qué hizo después de la tragedia?
Yo vivía en el barrio Oriental, al final del Canal Isuto, le compramos los terrenos al Gobierno de aquel entonces, era una cooperativa con 270 casas que el río se llevó. Entonces tuvimos que refugiarnos donde podíamos, en el campus universitario, en el Club de Leones o como en mi caso en la casa de algún pariente. Estuve un mes y medio en el domicilio de mi prima, ubicado en el barrio Magisterio, hasta que la Alcaldía y la Prefectura (hoy Gobernación) consiguieron los terrenos, donde se formó uno de los primeros barrios del Plan 3.000, como es Villa Bolivia.
-¿Cómo recuerda aquel trágico día?
“Fue una experiencia triste y dolorosa. El agua en algunos lugares llegó al pecho y cuando está a ese nivel, levanta a la persona y se lo quiere llevar”. Fueron 3.000 damnificados que se quedaron solo con la ropa que tenían encima, que dejaron sus hogares atrás, las viviendas estaban cubiertas de lodo y matorrales, el que lograba salir de su domicilio y no sabía nadar, se ahogaba. Logré escapar con mi esposa que tenía 19 años y con nuestros dos hijos.
-Con las primeras familias damnificadas se comenzó a conformar el Plan 3.000 ¿Cuáles eran esos barrios?
Yo siempre digo, que de la desgracia nació una ciudadela, porque ya había el Plan 1.000 y con los que llegaron se completó el Plan 3.000, aunque estoy seguro que eran muchas más familias en total. Los primeros barrios nosotros lo llamamos el casco viejo, son los barrios con los que nació la ciudadela, como Villa Bolivia, Villa Unión, Simón Bolívar, Toro Toro, 18 de Marzo, 12 de Diciembre y parte del barrio San Juan, son algunos de ellos.
-¿Una vez asentado en el Plan 3.000 comenzó una nueva vida?
Gracias a Dios, para mí no hubo afectación personal solamente afectación moral. Entonces además de mi trabajo en una fábrica de mosaicos, nos fuimos involucrando en la dirigencia vecinal y con el transcurso del tiempo hemos fundado con los vecinos el colegio Claudina Thevenet, el colegio Nueva América, una casa de la Cruz Roja, la Cooperativa de Servicios de Agua Potable y Alcantarillado (Cooplan) y la Red de Salud, entre otros logros que hemos alcanzado. Ahora tengo cinco hijos, cuatro de ellos son profesionales y tengo ocho nietos.
-¿Qué le parece el gran crecimiento que ha tenido el Plan 3.000?
La ciudadela ha mejorado bastante en todo sentido, nos falta mucho aún, seguiremos trabajando, pero con lo que se ha logrado estoy satisfecho, por eso me siento muy orgulloso de haber sido parte de la problemática y el quehacer del Plan 3.000, porque así aportamos con nuestro granito de arena para su crecimiento.