Lic.Maria del Carmen Montano Núñez
Docente de Nivel Inicial
Especialista en Educación Inclusiva
Tras dos años de pandemia y un tercero que empieza aún incierto, prácticamente todos los indicadores educativos indican que hemos sufrido algún tipo de retroceso, pobreza, salud, empleo, actividad económica en general… y educación.
De hecho, según varios expertos, al analizar lo sucedido en 2020 en nuestro país con la clausura de la gestión escolar de manera abrupta a nivel educativo, se cortó el proceso de aprendizaje en los estudiantes de los diferentes niveles, inicial, primaria y secundaria, sería difícil poder hablar de avances en los aprendizajes, especialmente entre los niños y niñas de menor edad, quienes han sido los más perjudicados
Se calcula que en el momento más crítico del confinamientos más de 160 millones de estudiantes a nivel mundial según datos de Unicef dejaron de estar en sus escuelas, en lagestión 2021 según datos del Ministerio de Educación se estima que en Bolivia un 85 por ciento de la población estudiantil logró terminar la gestión escolar aun con ciertos limitaciones tanto en el área urbana y el área rural , los testimonios indican que una de las situaciones más complejas ha sido las clases virtuales y contar con un celular de alta gama.
La causa principal que la pandemia haya dejado en fuera de juego a los sistemas educativos tiene nombre propio: brecha digital.
Ponerse al día con las nuevas dinámicas de aprendizaje a distancia ha sido un auténtico dolor de cabeza para padres, madres, profesores, escuelas y sistemas educativos que, en líneas generales, no estaban preparados para una ruptura tan acelerada y radical de la cultura tradicional de aprendizaje, basada prominentemente en la presencialidad.
Para reaprender las dinámicas educativas y evitar agudizar los problemas estructurales, pero ante todo también es importante mencionar el proceso de cambio en cuanto a la dinámica de enseñanza aprendizaje docentes, familia y alumnos.
Quiero ser positiva y dejar claro que una de las muchas lecciones que deja la pandemia es la necesidad de incorporar la tecnología en los sistemas educativos, cerrando las brechas de acceso a conectividad y dispositivos de los estudiantes en condiciones más vulnerables y capacitando a los docentes para sacar el máximo provecho de estas herramientas. De hecho, el uso de la tecnología debería estar presente en la educación con y sin presencialidad, otro aspecto importante es sin duda la parte emocional tanto de los docentes, familias, estudiantes debemos dar mucho más énfasis al desarrollo de habilidades blandas, son otros tiempos, resignificar los procesos de aprendizaje y enriquecer los entornos educativos haciéndolos flexibles.
Pensar en una posible semipresencialidad requiere un cambio absoluto de dinámicas en el proceso educativo, desde el protocolo a seguir con los cuidados previos, aulas estructuradas y ventiladas, grupos alternados que irán a pasar clases, horarios probos destinados a cualificar los procesos de aprendizaje, currículo flexible y abierto, donde los contenidos dosificados e importantes cuentan, creo que uno de los mayores errores cometidos en cuanto a las clases virtuales es pretender pensar que estamos como en la presencialidad, tareas sin ningún objetivo claro.
Otra oportunidad consiste en reformular la relación escuela-comunidad, dando mayor autonomía a las escuelas a partir de la dotación de las herramientas necesarias para que los directores puedan ejercer su liderazgo pedagógico.