Vivimos tiempos convulsos, de zozobra, de enfrentamientos, de violencia, matándonos entre bolivianos. Ese no es el camino. Hay que pararse, reflexionar, pensar y preguntarnos: ¿Qué tenemos que hacer en esta coyuntura de conflicto, que nos está destruyendo? Yo diría dos cosas, la una lleva a la otra. Mirar a Jesús y mirar a la historia. Mirar a Jesús de Nazaret y hacer lo que Él hizo. El proyecto de Jesús era un proyecto de vida en defensa del bien común, de la libertad, del respeto a la dignidad personal, a la justicia, a la democracia, al estado de derecho y de las libertades.
Hacer presente el Reino es hacer presente a Dios en todas las manifestaciones de la vida. Y donde está presente Dios, se hace presente la libertad, la bondad, la honradez, la solidaridad, y nunca el fraude, ni la mentira y mucho menos la violencia, el odio, ni la muerte del hermano.
Y, en cambio, se practica la cercanía al que sufre, al maltratado, al que lo pasa mal, al que se siente mal.
El momento actual, tenso y conflictivo, postula dosis industriales de esperanza: seguir defendiendo la libertad del pueblo y la verdad del bien común. Le digamos al Señor:
“Oh Señor, haz de mi instrumento de tu paz, donde hay odio, haz que yo lleve amor”.
Y la segunda cosa que está a nuestro alcance es mirar a la historia, que no tiene retroceso. Aplicar los medios a nuestro alcance: abrir la mesa del diálogo, sin prejuicios, ni comportamientos violentos, olvidando los errores cometidos, y, en sinceridad, buscar la verdad del bien del pueblo, la paz social y la reconciliación.
Todos tenemos algo que perder, pero lo gana el pueblo que vuelve a vivir con normalidad, honradez, en libertad y hasta con alegría. Lo que parece imposible para nosotros, es posible para Dios.
Estrenemos una nueva etapa de la historia de Bolivia, la Bolivia de todos, inclusiva, donde cada boliviano tiene lo suficiente para vivir con dignidad. Solo ahí encontramos la paz y pan y justicia para todo el pueblo boliviano, valorando y dando continuidad a todas las conquistas y progresos conseguidos hasta ahora. Y siempre abiertos a un futuro mejor para nuestras hijas e hijos.