Con cerca de 400 mil habitantes, la ciudadela Andrés Ibáñez se ha convertido en un importante crecimiento poblacional y urbanístico, coincidieron dos notables arquitectos.
Al respecto, el director del Centro de Estudios para el Desarrollo Urbano y Regional (Cedure), Fernando Prado, señala que el Plan 3.000 se ha convertido en un distrito fuerte, siendo una comunidad que ha adquirido su propia personalidad y que se ha ido diversificando.
Prado sustenta que se ha visto un notable crecimiento y desarrollo urbanístico en esta zona.
“Ha comenzado ha convertirse en una ciudad con sus propias características, porque tiene actividad económica, cultural, estructura social, instituciones propias, lo cual lo hace un conglomerado urbano con su propias característica y personalidad, eso es muy importante”, dijo el experto.
En este sentido, el experimentado arquitecto Carlos Barrero Suárez, consideró que desarrollar edificios y diseños arquitectónicos no sería el paso para el crecimiento de una ciudadela, “no es lo esencial para el desarrollo, pero es esencial para mostrar el desarrollo económico”.
El profesional aplaudió las obras que se están realizando en el Plan 3.000 e indicó que es evidente el progreso de esta ciudadela.
Barrero señala que el boulevard y la alameda en proceso de construcción en esta zona periférica la harán más llamativa y al mismo tiempo le dará mejor calidad de vida a los vecinos. “El hecho que la gente empiece a participar de esos espacios, eso le cambiará la forma de vivir con la familia, le dará mejor imagen al acceso de esta ciudadela”, enfatizó.
Por otro lado, cree que un instituto o universidad en el Plan 3.000 sería de provecho para los estudiantes y así no tendrán que madrugar para trasladarse hasta el centro de la ciudad.
Los expertos recomiendan que la populosa zona tenga la capacidad de crear sus propias visiones y valores.