Con entusiasmo, alegría e ilusión, empezamos el nuevo curso con actitudes renovadas, propósito firme de aplicarnos, de estudiar duro, de atender en clase, hacer caso a nuestros padres y profesores. Porque necesitamos una educación de mayor calidad. Existen indicios de que nuestra escuela es de baja calidad: el alto porcentaje de aplazados en el PSA de la Universidad Gabriel René Moreno. En este plano, el avance educativo es muy pobre. La educación sigue siendo memorística y repetitiva y muchos docentes no manejan métodos didácticos activos. Y la evaluación no sigue lo que la ley recomienda.
En este inicio del curso, les quiero dejar un mensaje, que nos ha dado el Evangelio (Lc. 15, 1 – 3. 11 – 38). Que Dios sobre todo y ante todo, es nuestro Padre, que nos ama, perdona siempre y nos creó para ser felices. La parábola del hijo pródigo, perdido nos enseña que hay dos imágenes de Dios: el dios de los fariseos que queda reflejado en el personaje del hijo mayor. Y el Dios de Jesús, retratado en la experiencia que vivió el hijo perdido.
El Dios de Jesús es padre, madre, ternura, compasión y misericordia. El Dios de Jesús acoge al hijo perdido, al pecador y no le reprocha nada y en cambio le abraza, le besa y le hace una fiesta. Y no le pone penitencia.
Entonces a Dios no hay que temerle, hay que amarle. Dios no es un muro que separa, sino un abrazo que se estrecha. Desde ahora, desde primaria, secundaria, Dios tiene que ser para cada uno de ustedes el primero y lo primero. Contar siempre con Él y en el encontrareis el gozo de vivir la felicidad compartida, el alivio en el dolor, seréis felices y ayudaréis a ser felices a los demás.
Aquí en Santa Cruz, todos los alumnos disponen de un colegio, donde van aprender a ser personas libres, responsables, alegres y solidarias. En Bolivia muchos alumnos en el altiplano, para ir a la escuela tienen que recorrer 8 horas, 4 de ida y 4 de vuelta, según la distancia de la comunidad a la escuela. Entonces con alegría y entusiasmo, empecemos el nuevo curso 2019.