Quiere ser docente de Derecho Cooperativo para transmitir sus conocimientos del sector que provee el líquido fundamental para vivir. Es miembro de Amuas.
Nacer con un riñón y someterse a nueve cirugías abiertas para alargar y tener calidad de vida, mantenerse en su fuente laboral por 15 años, empezar como secretaria ejecutiva y convertirse en abogada, llegar a ser la asistente de la unidad legal, realizar cursos, diplomados y especialidades es realmente de valientes. Así es Liliana Mendoza Camacho, una joven que llegó al Plan 3.000 para trabajar en una cooperativa de agua, llena de fe, ilusiones y desafíos para empezar en el Plan 3.000 una nueva vida.
Empezó a trabajar en Sajuba en 2008 como secretaria, un exconsejero era su alumno en un instituto donde enseñaba contabilidad, le anotició el trabajo, fue así como llegó al barrio San Antonio del Plan 3.000 sin conocer a nadie, con su currículo y a su alrededor cientos de postulantes al puesto.

“Le dije a mi padre que me lleve, no quiso, me dijo que era peligroso, llegué como pude, luego me guiaba por el tanque elevado”, recordó Liliana que se siente una vecina más y que conoce el funcionamiento de la cooperativa porque a lo largo de estos 15 años ha realizado diferentes funciones, como encargada de Odeco, jefe de bóveda y cajas (interna), cajera (interna), asistente del Dpto. Comercial, jefe de cobranzas y responsable de instalación de micromedicion.
“Aprendí mucho a desarrollar la empatía hacia las personas, siempre tuve presente que Sajuba es una prestadora de agua y que al asociado por más que no tenga dinero no se lo puede dejar sin el líquido fundamental para vivir”, expresó Liliana, que también conoció de cerca las necesidades de las personas que viven en los barrios alejados porque muchas veces le tocó ir hasta sus casas para ver los motivos de la mora en el pago del servicio y aplicar planes de pagos y descuentos.
“El Plan está habitado por gente que sabe levantarse, que quedó sin nada, así que son admirables porque son progresistas’, expresó la valiente mujer que dice que se debe al asociado.
Entre sus metas está ser docente de Derecho Cooperativo, considera que quién mejor que ella para transmitir sus conocimientos a las nuevas generaciones.
Liliana dice que el trabajo que desarrolla en la cooperativa es importante porque se encarga de que la documentación presentada por nuevos asociados y asociados antiguos sea la correcta en los archivos, mismos que deben estar adecuados a las normas sectoriales, con el fin de evitar problemas a futuro para la institución, para los solicitantes y beneficiarios del servicio.
Así también hace las gestiones correspondientes con instituciones externas que tienen relación con el buen desarrollo de Sajuba.
Liliana está agradecida con la vida, ya que dentro del equipo de trabajo de Sajuba ha encontrado en muchos de sus colegas una verdadera familia, sobre todo, es gente comprometida con los asociados, porque trabajan día a día para alcanzar el sueño de ser una cooperativa modelo.
Sajuba le ha dado la oportunidad de crecer y la poyó en los momentos difíciles, donde muchas veces sintió morir.
“Siempre estaré agradecida con toda persona que pasó por esta institución proveedora de agua y me dio ánimo para seguir luchando, los que han padecido un cáncer saben lo que es realmente estar enfermo”, enfatizó.
También su trabajo le ha permitido relacionarse con mujeres que buscan la igualdad, por lo que es miembro de la Asociación de Mujeres Unidas por el Agua y Saneamiento (Amuas), bajo el liderazgo de Karina Ordoñez que es la directora de la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Agua Potable y Saneamiento Básico (AAPS) y de Jimena Roque Azurduy (Fedecaas).
“En Amuas se practica el cooperativismo, nos ayudamos entre mujeres, nos damos la mano, lejos de cualquier interés personal, está la lucha por la igualdad’, manifestó Liliana, quien dice que su orden, organización, honradez y respeto por el trabajo de sus colegas y su cariño hacia los asociados han sido los motivos que le han permitido permanecer 15 años en Sajuba.
