Carlos E. Perrogón Ayala
Decano Académico de la Unifranz
Los neuromitos son creencias populares que están presentes en muchas praxis educativas, currículos y hasta en leyes educativas. Uno de ellos, descritos en el libro Neuromitos en la Educación “El Aprendizaje de la Neurociencia” coordinado por Anna Forés, es que: “En la educación es más importante el proceso racional y lógico, la imaginación es menos importante y secundaria”.
La imaginación como concepto es la facultad del alma que representa las imágenes de las cosas reales o ideales (RAE). Todos somos conscientes que la imaginación está presente en nosotros desde que vemos la luz del mundo y este proceso que nos transporta de un lugar a otro en fracción de segundos y que nos permite adelantarnos a los hechos en nuestra mente ha sido el responsable de acelerar la evolución del mundo que nos rodea.
Durante el proceso imaginario nuestro cuerpo reacciona según la situación que le expone el cerebro. Ello hace que se activen los mismos circuitos cerebrales que cuando los hacemos o lo vivimos en la realidad. Anna Forés, manifiesta que algunos deportistas de élite aplican este ejercicio cerebral, logrando beneficios que oscilan en más del 40 al 90% en el rendimiento deportivo. Esta virtud impresionante que tiene nuestro cerebro, nos ayuda a ejercitar nuestra capacidad de adaptación a diferentes entornos, que bien pueden ser utilizadas en la educación.
Hasta aquí hemos hecho una aproximación del ejercicio cerebral, donde reconocemos beneficios individuales. ¿Y si ahora nos animamos a imaginar el potencial de nuestro cerebro de manera grupal o colectiva?
Según la autora, cuando un equipo imagina al unísono su excelente coordinación conjunta, sus cerebros se sincronizan, produciendo ritmos cerebrales semejantes (sus ondas cerebrales en el electroencefalograma los demuestran), lo que provoca mayor vínculo, coordinación y resultados. Estudios llevados a cabo por Jojana Sanger, experta en psiconeurología del desarrollo del Instituto Max Planck de Investigación en Educación en Berlín, demuestran esta sincronicidad cuando los músicos tocan piezas conjuntas, y ocurre también en el público que los escucha.
La sincronicidad en un escenario de aprendizaje generada por la imaginación conjunta de acciones cooperativas y éxitos compartidos generará mejoras en las competencias y habilidades, con cambios conductuales posteriores. Tanto individual como colectivamente la imaginación es una herramienta poderosa para el desarrollo del alumnado.
Podemos afirmar que la imaginación en la educación, juega un rol muy importante, porque viene a ser el condimento necesario para acelerar el proceso de formación y activar la creatividad en todas las etapas de nuestra vida. El proceso imaginario rompe los cánones y reglas racionales o lógicas que están presentes en algunos currículos y leyes educativas en la actualidad y que limitan la visión de futuro de los educandos. En consecuencia, está por demás demostrado que la imaginación se potencia, todavía más, cuando lo hacemos en sincronía.
Demos rienda suelta a nuestra imaginación con conciencia, para romper los nueromitos y empezar a transformar nuestro entorno.