P. Nicolás Castellanos
Hombres Nuevos
A nuevas situaciones creadas por la pandemia Covid-19, nuevas respuestas y nuevos requerimientos.
Es voz común que la educación en Bolivia es de baja calidad, deja a los jóvenes por debajo de los niveles correctos de competitividad, limita sus horizontes de futuro. Muchos no tienen posibilidad de estudiar y tienen que trabajar.
El Estado olvida y restringe la libertad de educación de los padres y lamentablemente no garantiza una educación de calidad a los más pobres y desposeídos. Es tarea prioritaria del Estado, el acompañamiento en los procesos educativos, la participación en ellos de los padres de familia y la formación y capacitación del profesorado, que tiene que ser vocacionado.
Los retos de la educación, históricamente deficitaria, se han intensificado con la pandemia del coronavirus. Sin calidad educativa y escuela para todos, no se llega al progreso ni se erradica la pobreza, que en nuestro país alcanza un 37%.
El farolillo rojo en la educación lo integran en América Latina Venezuela, Nicaragua y Bolivia. Ciertamente necesitamos una revolución educativa y ahora con el coronavirus mucho más.
Me detengo en dos retos. El primer reto es de tiempo en años y en horario escolar. El promedio de años de escolarización en Bolivia es de 8.6 años; los que son más ricos llegan a 14 años. La mujer indígena tiene apenas 2 años de escolarización. Las horas de clase no pueden quedar reducidas a cuatro horas, en Colombia llega a 7 horas.
El segundo reto tiene mucho que ver con la innovación y renovación de nuestra escuela anacrónica, memorística y repetitiva. Es urgente y ahora más con el coronavirus aplicar las tecnologías pico a la educación. Actualmente, la pandemia persistente exige una educación virtual. Y dicha educación postula un presupuesto más crecido y abultado, no puede seguir siendo la educación la cenicienta en Bolivia de los presupuestos del Estado. Y si el Estado no pone remedio, la pandemia del Covid-19 hará que se pierda otro año más, como se perdió el 2020.
Para mí, esos son los retos urgentes, inaplazables de la educación en Bolivia en tiempos de pandemia.